La costa del Parque Natural de Oyambre
presenta unos magníficos acantilados en los extremos occidental y oriental del
frente litoral y en la zona central del Cabo de Oyambre, con alturas que
oscilan entre los 10 y los 50 metros, e importantes desniveles sobre los que rompe
el fuerte oleaje del cantábrico.
En la parte superior de los acantilados,
la formación de mayor interés es la denominada landa atlántica, donde se
desarrollan comunidades de vegetación no tan expuestas a la acción directa del
oleaje y el viento, destacando fundamentalmente la presencia de brezales secos
atlánticos de Erica vagans y Erica cinerea, otros brezales con aulagar de
Genista hispánica subsp. occidentalis, junto a formaciones como el tojo Ulex
europaeus y la carrasquilla azul Lithodora diffusa.
Sobre los acantilados destaca una flora muy especializada que va colonizando este hábitat en forma de bandas que se establecen a lo largo de un gradiente altitudinal, más o menos paralelo a la línea de costa, en estrecha relación con su adaptabilidad y exposición a las rompientes de las olas, los fuertes vientos, la escasez de suelo, las altas pendientes, la elevada humedad y salinidad atmosférica, y la baja insolación debido a la orientación norte de esta franja costera.
La distribución de la flora y fauna en zonas intermareales y submareales se encuentra en estrecha relación con su capacidad de adaptación a las condiciones del medio marino, fundamentalmente por el movimiento de ascenso y descenso de las mareas, así como por la rompiente de las olas, desarrollando una serie de adaptaciones mediante las cuales se adhieren o se ajustan perfectamente a los relieves del sustrato rocoso.
Fuente: Centro de Interpretación de Oyambre de San Vicente de la Barquera.
Sobre los acantilados destaca una flora muy especializada que va colonizando este hábitat en forma de bandas que se establecen a lo largo de un gradiente altitudinal, más o menos paralelo a la línea de costa, en estrecha relación con su adaptabilidad y exposición a las rompientes de las olas, los fuertes vientos, la escasez de suelo, las altas pendientes, la elevada humedad y salinidad atmosférica, y la baja insolación debido a la orientación norte de esta franja costera.
La distribución de la flora y fauna en zonas intermareales y submareales se encuentra en estrecha relación con su capacidad de adaptación a las condiciones del medio marino, fundamentalmente por el movimiento de ascenso y descenso de las mareas, así como por la rompiente de las olas, desarrollando una serie de adaptaciones mediante las cuales se adhieren o se ajustan perfectamente a los relieves del sustrato rocoso.
Fuente: Centro de Interpretación de Oyambre de San Vicente de la Barquera.
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