AGUSTÍN LAGUNA
Juan
Álvarez Patrón es un gaditano de Puerto Real que recorre este país a pie. Y a
la vez que camina va dibujando lo que ve en blanco y negro.
Estuvo
en La Folía y trazó con carbón la Virgen de la Barquera. Después escoge
imágenes que sueña, que quiere que sean verdad. Es un carrilano de vocación,
que ha dado cuatro vueltas a España. Dos tercios de su vida en los caminos,
cuarenta años a la intemperie. Nunca estuvo enfermo. Es como un poema de
Machado, una canción de Dylan o un libro de Kerouac, pero hecho realidad.
«Nací con un lápiz en la mano», confiesa este aventurero de los caminos. Se llama Juan Álvarez y es un carrilano nato, que rechaza vivir en una casa, que no está fijo en ninguna parte.
Ha dado cuatro vueltas a España, en las
que ha empleado más de 40 años. Pero para este artista, que tizna los papeles
con figuras alegóricas, el tiempo importa poco.
Vivió en San Vicente de la Barquera;
llegó por la fiesta de La Folía, dibujó a la Virgen de la Barquera y se quedó.
Alguien le prestó una especie de
bunquer, junto a la carretera, y allí vivió con sus tres perros: Chema, Chaqui
y su perrita Tecla, que ya lleva casi una década con él.
«A veces vendo algo», dice con alivio,
porque significa dinero para poder comer». El día anterior una pareja le dio 20
euros por un ‘Don Quijote’, «con eso tengo para sobrevivir dos días», asegura
con convicción.
Estuvo casado, pero después eligió la
calle, donde «todas las aventuras son buenas».
Últimamente ha vivido en El Ferrol,
Ribadeo y Luarca. Se queda donde lo coge la noche, nunca más de dos o tres
días; su larga estancia en San Vicente es fue excepción.
Invulnerable
Tiene 62 años, nunca tomó drogas, ni
bebe alcohol. Tampoco enfermó ―ni un
catarro―, pese a las duras condiciones del clima a la intemperie que tenido que
soportar. Antes de escoger la incertidumbre de los caminos fue un profesional
del aluminio, soldador de noche en los Astilleros de Lisuavy en Lisboa, también
de los Astilleros Españoles de Cádiz y en la Trasmediterránea.
Antisistema
Dibuja todo tipo de temas y pinta
retratos al óleo. Es un antisistema involuntario, porque lleva varios años sin
DNI, al no poder empadronarse en ningún lugar, lo cual también le impide
solicitar ayudas al Estado.
«Es una situación complicada», asegura,
porque si te detiene la policía tardan nueve horas en identificar tus huellas,
y mientras tanto estás en el calabozo.
En Zaragona, una empleada de
supermercado, le ayudó con el DNI y el carné de conducir, pero todo acaba
caducando.
‘Chopán’
Lleva seis años en el norte, entre
Bilbao y Galicia. No acepta invitaciones para dormir en una casa, pero cada
noche ha tenido que buscar un ‘chopán’, que en el argot carrilero significa un
cobertizo o casa vieja donde protegerse de la lluvia y el frio.
«Los carrileros son los peores enemigos
de los carrileros», asegura, porque están casi todos alcoholizados y roban para
poder beber.
Juan se considera, por esta razón, «raro
y desconfiado». Asegura que no pide a los curas ni en los supermercados, porque
prefiere malvender sus dibujos y óleos, mientras continúa libre su camino.
Fotos: Agustín Laguna
Fotos: Agustín Laguna
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