Como respuesta a la epidemia de Ébola
desatada en el área de salud de Boende, República Democrática del Congo,
Médicos Sin Fronteras ha puesto en marcha dos centros de tratamiento, uno
principal con capacidad para atender a 40 pacientes en la ciudad de Lokolia,
epicentro de la epidemia, y otro secundario en Boende, con una capacidad de 10
camas.
Los principales retos sobre el terreno
siguen siendo las limitaciones logísticas y la necesidad de sensibilizar a la
población. MSF cuenta con un equipo de cuarenta personas en la zona, repartidos
entre las localidades de Boende y Lokolia, y ha enviado hasta el momento 41
toneladas de material.
“En Boende, por el momento han aparecido muy
pocos casos, lo que hace que la gente siga pensando que el Ébola es una invención y que no
existe. En Lokolia es diferente: la gente ha perdido a familiares cercanos, saben que la enfermedad
está ahí y son más receptivos a las campañas de sensibilización”, explica el
doctor Papys Lame, médico de la unidad de emergencias de MSF en el Congo y
desplazado a la zona desde la aparición de la epidemia. Sobre el terreno, el
principal reto sigue siendo la sensibilización, una actividad indispensable
para hacer comprender a las familias cómo prevenir la enfermedad y qué hacer
ante la aparición de casos sospechosos. “Hay familias que han llegado a perder
a cuatro o cinco de sus miembros. Un padre perdió a su mujer y a su cuñada. Uno
de sus hijos también enfermó y falleció. Al día siguiente otro de sus hijos
igualmente murió”, cuenta el doctor Lame.
En el centro de tratamiento para
pacientes de Ébola que MSF ha abierto en Lokolia se han hospitalizados a seis
pacientes, y algunos de ellos aún están a la espera de los resultados del
diagnóstico. Dos pacientes están siendo atendidos en el segundo centro en la
localidad de Boende. Las campañas de sensibilización permiten fundamentalmente
explicar a la comunidad la importancia de prevenir la enfermedad. Los dos
centros puestos en marcha cuentan con todas las medidas necesarias de control
de transmisión de la epidemia. “La instalación de esos centros ha sido todo un
reto, sobre todo en lo relacionado con el transporte de material. Hay que
preverlo todo, para que cuando el centro esté en funcionamiento solo los
mínimos cambios sean necesarios. Por eso, la preparación es indispensable”,
explica Julien Binet, responsable de logística del proyecto.
Boende y Lokolia están situadas en zona
de selva tropical, lo que condiciona la intervención de los equipos de MSF.
“Hay limitaciones logísticas reales. El camino entre Boende y Lokolia es
bastante bueno y enviamos lanchas para poder cruzar el río Lomela. Pero entre
Lokolia y Watsikengo el camino es muy malo. Nos aseguramos que los puentes
estuvieran reparados, pero incluso así los vehículos no conseguían pasar.
Tuvimos que ser muy creativos”, explica el
doctor Lame.
"Por ahora, tenemos dos pacientes
que han mejorado, creemos que han entrado en fase de recuperación. Es un rayo
de esperanza para el equipo y la comunidad", dice el Dr. Lame.
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