Nueva
gran afluencia de vecinos a las fiestas de la patrona
Las fiestas en honor de Santa Ana,
patrona de El Hortigal (San Vicente de la Barquera), volvieron a constituirse
en el punto de encuentro de los vecinos de esta pedanía y del resto del
municipio, a quienes la santa les brindó un día de sol para acudir a esta
celebración de tradición centenaria.
Buena
acogida
El párroco de San Vicente de la
Barquera, Manuel Rubín, celebró la misa en el exterior, ya que la ermita
dispone de un recinto pequeño y el buen tiempo ha permitido trasladar el altar
bajo la legendaria cagiga que preside el lugar.
Rubín recordó que Santa Ana es venerada
desde tiempos remotos, al ser considerada la madre de la Virgen María. Añadió
que María «no había sido creada con barro, porque, desde luego, tuvo padres».
Más adelante recitó la frase evangélica «por sus frutos los conoceréis», en
referencia al nacimiento de María.
En el sermón hizo una mención especial a
los abuelos, que crearon familias, y ahora «colaboran en la educación de los
niños»; sin embargo muchos otros consideran que están «fuera de lugar y
molestan», por lo que acaban en los asilos.
Buena
acogida
Acudieron a la fiesta decenas de
vecinos, así como el alcalde de San Vicente de la Barquera, Julián Vélez,
acompañado por el alcalde de El Hortigal, Fernando Sebastián, y varios
concejales, así como los pedáneos Ramón Cabielles, de Gandarilla y Luis
Revuelta, de La Acebosa, junto con el administrador de El Barcenal, Manuel
Campos.
Vélez lleva asistiendo a esta fiesta más
de 20 años y aseguró que siempre ha gozado de una «buena acogida» que se ha ido
incrementado durante los últimos años.
Coro
y folklore
La misa estuvo cantada por la Coral
Barquera, y la fiesta estuvo animada con las gaitas, panderetas y tambor de la
Escuela Municipal de Folklore, al igual que ha sucedido en la fiestas
anteriores de La Revilla, Abaño y La Acebosa.
Ermita
singular
La ermita de Santa Ana rompe con el
modelo de santuario atalaya, ubicándose por el contrario al inicio de un
frondoso valle, con arbolado autóctono y en un lugar casi secreto, al que se
llega por un camino rural.
Urbanización
integrada
En 2011 el alcalde inauguraba los
trabajos de urbanización de la plaza, «integrados en el entorno» y no suponían
ninguna agresión al medio. Los tres años transcurridos ratifican estas
palabras, pues ahora se puede hablar de una mímesis muy lograda entre la
urbanización de la plaza y el entorno.
Urbanización
Esta actuación consistió en una nueva
pavimentación, colocación de cerramientos de piedra, escaleras y mobiliario
urbano, en una obra que afectó a la plaza, los accesos y el área verde.
Por otra parte, la ermita de Santa Ana
fue rehabilitada el verano de 2009, en una actuación que supuso la limpieza de
los muros, colocación de nuevo tejado, pintura y otros arreglos.
Coincidiendo con estas mejoras, la
imagen de la Virgen fue restaurada de forma gratuita por la artista Mari Carmen
Alonso, de Serdio.
Historia
de Santa Ana
Una antigua tradición, que arranca del
siglo II, atribuye los nombres San Joaquín y Santa Ana a los padres de la Virgen
María. El culto a santa Ana se introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo
VI, y pasó a la occidental en el siglo X.
En Nazaret vivían Joaquín y Ana, una
pareja rica y piadosa, pero que no tenía hijos. Cuando en una fiesta Joaquín se
presentó para ofrecer sacrificio en el Templo, fue rechazado, bajo el pretexto
de que hombres sin descendencia no eran dignos de ser admitidos.
Joaquín, cargado de pena, no volvió a su
casa sino que se fue a las montañas a presentarse ante Dios en soledad. También
Ana, habiendo conocido la razón de la prolongada ausencia de su esposo, clamó
al Señor pidiéndole que retirase de ella la maldición de la esterilidad y
prometiéndole dedicar su descendencia a Su servicio.
Sus oraciones fueron escuchadas; un
ángel visitó a Ana y le dijo: «Ana, el Señor ha mirado tus lágrimas; concebirás
y darás a luz y el fruto de tu vientre será bendecido por todo el mundo». Ana
dio a luz una hija a quien llamó Miriam (María).
No hay comentarios:
Publicar un comentario