domingo, 20 de julio de 2014

El pianista ruso Kulikov cautiva con obras de Beethoven y Chopin


El auditorio municipal vivió anoche una sutil velada musical con obras de Rachmaninov, Beethoven, Camille Saint-Saëns y Chopin, dentro de la actividad itinerante Encuentro con la Música y Academia de Santander, impulsada por el Gobierno de Cantabria.
El santanderino Pierre Delignies abrió este encuentro musical con cinco preludios de Sergie Rachmaninov, cuatro de ellos incluidos en los diez que componen el opus 23, terminados tras su boda con  Natalia Satin. Interpretó el número 10 opus 32, considerado por muchos el ‘más grande’ de los preludios, escrito como una épica y grandiosa elegía. Rachmaninov, uno de los últimos grandes compositores románticos siguió el modelo de Chopin, al componer 24 preludios, cada uno de ellos en las doce tonalidades existentes en el modo mayor y menor.


Delignies cerró su actuación como solista con la sonata 32 de Beethoven, la última que escribiera el maestro de Bonn para su instrumento favorito. Este pianista, de 23 años, demostró aquí su técnica depurada, que le hizo ganar el año pasado el Concurso Internacional Santa Cecilia de Oporto, en Portugal.
Después acompañó a Gustavo Ibache,  en la pieza de concierto opus 94 para trompa, de Camille Saint-Saëns. Esta obra fue escrita para acompañamiento orquestal, si bien la transcripción pianística es del propio autor, que la terminó en 1887. Son pocas las piezas para trompa y piano, de ahí que los trompistas veneren la opus 17 de Beethoven, estrenada en 1800. Ibache (Santiago de Chile, 1992) es uno de los músicos prometedores de su país, donde ganó el Concurso Nacional de Jóvenes Talentos.


Magistral interpretación del músico ruso Alexander Kulikov (Balakhna, 1988), que eligió la sonata ‘Patética’ de Beethoven y el Andante spianato y gran polonesa de Chopin.
La sonata en do menor opus 13, subtitulada ‘Patética’, es una de sus sonatas más famosas, compuesta como una «síntesis entre un sentimiento y una pasión», según el propio autor. La tonalidad en do menor es la que utiliza en sus obras más ambiciosas, como la Sinfonía número 5, y en las que persiste esa dualidad entre apolíneo y lo dionisiaco.


El ‘Andante spianato y gran polonesa’ es una obra para piano y orquesta, aunque Chopin primero estrenó la ‘Gran polonesa’ como obra sola, para piano y orquesta, y posteriormente decidió anteponer el ‘Andante spianato’. El músico polaco también escribió otra versión de la ‘Gran polonesa’ para piano solo, arreglando los compases donde intervenía la orquesta.

Kulikov interpretó con maestría este andante de gran belleza intimista, y supo trasmitir la brillantez y solemnidad de la polonesa, aparentemente algo pomposa, pero con una sección central donde el autor no evita su perfil romántico inconfundible.
Encuentro con la Música y Academia de Santander

 Ha reunido a grandes figuras internacionales con las promesas del mañana, para combinar el «virtuosismo técnico con la fuerza y la capacidad de asombrar que se tiene al iniciar la carrera», según palabras de Paloma O’Shea, directora de esta iniciativa, que recorre 23 localidades de Cantabria durante el mes de julio.

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