Las
picayas vuelven a dar a carácter y tradición a esta celebración que estuvo doce
años olvidada
La pedanía de La Acebosa celebró, hoy
viernes, la festividad de la Magdalena, que por noveno año consecutivo ha
contado con la actuación de las picayas. La localidad consolida cada año esta
costumbre popular, que se había interrumpido en 1994.
El rito religioso tuvo que celebrarse en
la plaza del pueblo, debido a las obras que tienen lugar en la iglesia, lo cual
dio a la Eucaristía una imagen de misa de campaña.
La misa estuvo oficiada por el párroco
de San Vicente de la Barquera, Manuel Rubín, que recordó en el sermón la figura
de María Magdalena, la «primera peregrina», que después de lavar los pies a
Jesús «le siguió hasta la muerte». Rubín subrayó que a pesar de ser pecadora «volvió
por el camino recto al ser perdonada». Magdalena es la primera que ve a Jesús
resucitado y está considerada como la misionera original. A esta santa se le
pide el «reencuentro con Dios».
El párroco se ciñó en la misa a las recomendaciones
del Papa Francisco, respecto a la simplificación del rito y a la reducción del
tiempo del sermón, con una duración máxima de seis minutos, en los que se anuncia
la presencia de Dios, pero «sin cansar en exceso a los feligreses».
María Magdalena fue fuente de
inspiración para importantes místicas de la Iglesia Católica, como Teresa del
Niño Jesús y santa Teresa de Ávila,
Las
picayas
Este año han participado 21 picayas,
entre mujeres y niñas, que han ensayado la ceremonia y cuidado los detalles de
la fiesta, como el cántico de la Virgen, el paso, el toque de las panderetas o
la procesión.
Las picayas dan solemnidad y color a la
celebración de la misa, cantan y tocan sus panderetas, realizan movimientos
geométricos y acompañan a la imagen en la procesión.
Coral
Barquera
La misa estuvo cantada por la Coral Barquera,
dirigida por Pedro de Celis, que interpretó sones religiosos, al igual que
sucediera hace pocas fechas en la fiestas de San Lázaro, en Abaño.
Los
mariachis
Un conjunto de mariachis, procedente de
Hidalgo y Puebla (México), cantaron a la Virgen durante la misa, y más tarde en
la celebración de la fiesta, con guitarras, violines, trompetas y un guitarrón.
Orígenes
Antiguamente, las picayas era un grupo
formado por las niñas del pueblo, hasta los doce años, que cantaron por primera
vez santa María Magdalena en el año 1954. La tradición se continuó durante 40
años, hasta 1994, en La Acebosa.
El origen de esta fiesta podemos
encontrarlo en una pequeña capilla entre los pueblos de Abaño y La Acebosa,
donde se reunían los vecinos de ambos pueblos para celebrar la fiesta de Santa María
Magdalena, hasta que la rivalidad ocasionó su traslado a La Acebosa. Desde esa
fecha la fiesta de Abaño se celebra en honor de San Lázaro.
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