San
Vicente inició la Semana Santa con la bendición de los ramos y la procesión de
las palmas
San Vicente de la Barquera celebró el Domingo
de Ramos con una representación de la entrada triunfal de Jesús de Nazaret en
Jerusalén.
La parroquia organizó una procesión de palmas
en torno a la iglesia de Santa María de los Ángeles, cuyos principales
protagonistas fueron un niño y una burrita, que recordaron a Jesús aclamado por
las calles de Jerusalén a lomos de un borrico.
Comunidad
cristiana
El Domingo de Ramos fue el primer día de
sol de verdad en mucho tiempo, lo que ayudó a que la participación en esta
procesión fuera mayor de lo esperado. La parroquia local continúa en su labor
de consolidar una comunidad cristiana que está siempre atenta a las
celebraciones eclesiásticas y de caridad, con la participación de gran número
de niños.
Bendición
de Ramos
El padre Rubín bendijo los ramos en el
pórtico de la iglesia, donde se habían congregado más de un centenar de feligreses
de todas las edades, que portaban ramas de olivo.
Después de la procesión se celebró la
Santa Misa, en la que se dio una lectura extensa a diversos párrafos de los
Evangelios, en los que se describe la Pasión de Jesucristo.
Historia
La entrada de Jesús en Jerusalén está
escrita en todos los evangelios canónicos (Mateo, capítulo 21, 1-9; Marcos,
capítulo 11, 1-10; Lucas, capítulo 19, 28-40 y Juan, capítulo 12, 12-19).
En ellos se describe la entrada de Jesús de Nazaret a Jerusalén, en medio de
la multitud que lo aclamaba como el Hijo de Dios. El Domingo de Ramos conmemora
este hecho histórico.
Antes de entrar en Jerusalén, Jesús se
detuvo en Betania y Betfagé, para cenar con Lázaro y sus hermanas María y
Martha. Desde allí Jesús envió a dos discípulos para buscar un borrico que
estaba atado, pero que nunca había sido montado. Les pidió que dijeran que el
Señor necesitaba el borrico, que luego sería devuelto.
Los Evangelios añaden que los discípulos
colocaron sus capas sobre el animal, para que la montura fuera más confortable.
También describen que los vecinos de Jerusalén alfombraban el camino y dejaban
a los lados pequeñas ramas. La multitud cantaba una parte del Libro de los
Salmos: «Bendito el que viene en nombre del Señor…».
Es probable —los Evangelios no lo
especifican— que Jesús entrase por la Puerta Dorada, desde donde se creía que
el Mesías entraría a Jerusalén, aunque otros piensan que fue hacia el sur, por
su camino directo al templo.
Procesión
de las palmas
La semana santa comienza con el Domingo de
Ramos de la Pasión Señor, que une el triunfo de Cristo (aclamado como Mesías por
los habitantes de Jerusalén y hoy en el rito de la procesión de las palmas por
los católicos) y el anuncio de la pasión, con la proclamación de la narración
litúrgica en la Misa. El color litúrgico del Domingo de Ramos es el rojo,
debido a que se celebra la Pasión del Señor.
Los ramos no son algo así como un talismán
o un simple objeto bendito, sino el signo de la participación gozosa en el rito
procesional, expresión de la fe de la Iglesia en Cristo, Mesías y Señor, que va
hacia la muerte para la salvación de todos los hombres. Por eso, este domingo
tiene un doble carácter, de gloria y de sufrimiento, que es lo propio del
Misterio Pascual.
Los días que van hasta el Jueves Santo
pertenecen al tiempo cuaresmal, pero están caracterizados por los últimos acontecimientos
de la vida del Señor, con exclusión de otras celebraciones.
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