lunes, 30 de marzo de 2015

Un niño y una burrita recordaron la entrada de Jesús en Jerusalén


San Vicente inició la Semana Santa con la bendición de los ramos y la procesión de las palmas


San Vicente de la Barquera celebró el Domingo de Ramos con una representación de la entrada triunfal de Jesús de Nazaret en Jerusalén.
La parroquia organizó una procesión de palmas en torno a la iglesia de Santa María de los Ángeles, cuyos principales protagonistas fueron un niño y una burrita, que recordaron a Jesús aclamado por las calles de Jerusalén a lomos de un borrico.


Comunidad cristiana
El Domingo de Ramos fue el primer día de sol de verdad en mucho tiempo, lo que ayudó a que la participación en esta procesión fuera mayor de lo esperado. La parroquia local continúa en su labor de consolidar una comunidad cristiana que está siempre atenta a las celebraciones eclesiásticas y de caridad, con la participación de gran número de niños.


Bendición de Ramos
El padre Rubín bendijo los ramos en el pórtico de la iglesia, donde se habían congregado más de un centenar de feligreses de todas las edades, que portaban ramas de olivo.


Después de la procesión se celebró la Santa Misa, en la que se dio una lectura extensa a diversos párrafos de los Evangelios, en los que se describe la Pasión de Jesucristo.


Historia
La entrada de Jesús en Jerusalén está escrita en todos los evangelios canónicos (Mateo, capítulo 21, 1-9; Marcos, capítulo 11, 1-10; Lucas, capítulo 19, 28-40 y Juan, capítulo 12, 12-19).
En ellos se describe la entrada  de Jesús de Nazaret a Jerusalén, en medio de la multitud que lo aclamaba como el Hijo de Dios. El Domingo de Ramos conmemora este hecho histórico.


Antes de entrar en Jerusalén, Jesús se detuvo en Betania y Betfagé, para cenar con Lázaro y sus hermanas María y Martha. Desde allí Jesús envió a dos discípulos para buscar un borrico que estaba atado, pero que nunca había sido montado. Les pidió que dijeran que el Señor necesitaba el borrico, que luego sería devuelto.
Los Evangelios añaden que los discípulos colocaron sus capas sobre el animal, para que la montura fuera más confortable. También describen que los vecinos de Jerusalén alfombraban el camino y dejaban a los lados pequeñas ramas. La multitud cantaba una parte del Libro de los Salmos: «Bendito el que viene en nombre del Señor…».


Es probable —los Evangelios no lo especifican— que Jesús entrase por la Puerta Dorada, desde donde se creía que el Mesías entraría a Jerusalén, aunque otros piensan que fue hacia el sur, por su camino directo al templo.
Procesión de las palmas
La semana santa comienza con el Domingo de Ramos de la Pasión Señor, que une el triunfo de Cristo (aclamado como Mesías por los habitantes de Jerusalén y hoy en el rito de la procesión de las palmas por los católicos) y el anuncio de la pasión, con la proclamación de la narración litúrgica en la Misa. El color litúrgico del Domingo de Ramos es el rojo, debido a que se celebra la Pasión del Señor.


Los ramos no son algo así como un talismán o un simple objeto bendito, sino el signo de la participación gozosa en el rito procesional, expresión de la fe de la Iglesia en Cristo, Mesías y Señor, que va hacia la muerte para la salvación de todos los hombres. Por eso, este domingo tiene un doble carácter, de gloria y de sufrimiento, que es lo propio del Misterio Pascual.

Los días que van hasta el Jueves Santo pertenecen al tiempo cuaresmal, pero están caracterizados por los últimos acontecimientos de la vida del Señor, con exclusión de otras celebraciones.

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