La
Virgen, vestida de negro, camina junto a los muelles, cruza el puente que lleva
su nombre, iluminada por las antorchas de los peregrinos, las farolas sobre el
agua y las luces de fuego del castillo
Devoción y tradición se
unen cada año en San Vicente de la Barquera, durante la celebración de La Folía,
en honor de su patrona, la Virgen de la Barquera.
Esta fiesta es una de
las más importantes de la villa marinera, atrae miles de visitantes y está
declarada de Interés Turístico Nacional. La trasmisión oral cuenta que en
tiempo inmemorial la imagen de la Virgen llegó a la ría en una pequeña barca sin
remos, sin timón, ni tripulante. La Folía conmemora desde entonces esta aparición.
El rito religioso está
construido en torno al peregrinaje de la Virgen desde su santuario, en la
entrada de la ría, hasta la iglesia de Santa María de los Ángeles, situada en
lo más alto de la atalaya del pueblo, y su posterior regreso al santuario,
parte del cual se realiza por mar.
Protagonismo
joven
La Folía es una fiesta
antigua, muy arraigada en las raíces de la villa, y que tiene forma de
trilogía. La mayoría de los vecinos participan como actores o espectadores en
ella, y los jóvenes son los principales protagonistas, asumen las labores más
activas y mantienen vivas las tradiciones aprendidas.
Procesión
de las antorchas
Este fin de semana los
barquereños han mostrado su respeto y devoción al acompañar a la Virgen en el
primer tramo de esta trilogía, desde su santuario hasta la capilla de las
religiosas de Cristo rey.
La Virgen, vestida de
negro, camina junto a los muelles, cruza el puente que lleva su nombre,
iluminada por las antorchas de los peregrinos, las farolas sobre el agua y las
luces de fuego del castillo.
La ciudad medieval contempla atenta su paso lento. Creyentes y escépticos se unen en la belleza de este ritmo mágico. La atmósfera meditativa se refuerza con los tonos naranjas del atardecer. Los barcos encienden los focos y suenan sus sirenas, mientras la banda de tambores y cornetas anuncia la proximidad de los ángeles, y la hilera zigzagueante de antorchas escribe signos para más allá de las nubes.
La ciudad medieval contempla atenta su paso lento. Creyentes y escépticos se unen en la belleza de este ritmo mágico. La atmósfera meditativa se refuerza con los tonos naranjas del atardecer. Los barcos encienden los focos y suenan sus sirenas, mientras la banda de tambores y cornetas anuncia la proximidad de los ángeles, y la hilera zigzagueante de antorchas escribe signos para más allá de las nubes.
La Virgen sube después
por las aristas de las calles antiguas y empinadas, hasta la puerta de las
Hijas de la Caridad, donde el canto de la salve marinera une las emociones, y
surge con la fuerza de la espontaneidad, en la seguridad de que su oración es
escuchada.
El
Santo Encuentro
La segunda parte de la
trilogía tuvo lugar hoy, en esta mañana de Pascua, cuando la Virgen, vestida de
blanco, se reúne con su Hijo resucitado, en la procesión del Santo Encuentro, y
prosiguen juntos el camino hasta la iglesia de Santa María de los Ángeles.
Después de la procesión
tiene lugar la tradicional actuación de las picayas, con sus cantos religiosos.
La
Folía
Tendrá lugar el próximo
4 de mayo, y constituirá el tercer evento de esta trilogía religiosa, que se
compone de dos multitudinarias procesiones, una terrestre y otra marítima, en
las que prácticamente participa todo el pueblo, junto con miles de visitantes.
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