La villa de San Vicente de la Barquera
ha sido hoy el punto de encuentro de decenas de perros que acudieron a la
Primera Quedada Canina convocada en esta localidad.
La Clínica de Pablo ha sido la
organizadora de este encuentro que reunió a 246 ejemplares, de 28 razas
distintas, en la plaza de José Antonio, que presentó un ambiente muy festivo con
esta cita de mascotas domésticas. «Se han superado con mucho las expectativas»,
señaló Pablo Gutiérrez, responsable del centro veterinario que organiza este
evento.
El jurado estuvo constituido por 25
propietarios de los perros concursantes, elegidos al azar, que emitieron sus
votos a los tres mejores ejemplares de cada una de las nueve categorías, con la
excepción de no poder votar el perro propio.
La quedada estableció nueve premios para
nueve categorías diferentes, de forma que la horquilla de participación fuese
lo más amplia posible. Se concedieron diplomas y regalos al cachorro más
simpático y juguetón, al perro más educado, a la mejor pareja perro y dueño, al
más grande, al más pequeño, a la mejor pareja de perro y niño, al mejor
‘vestido’, al más guapo ‘Villa de San Vicente’, y también un premio especial al
perro del año 2013.
El premio para el cachorro menor de un
año, más simpático y juguetón, fue para la perrita ‘Luna’, una border collie [collie
de la frontera] de procedencia asturiana, propiedad de Lele Roble. Los
ejemplares de esta raza se caracterizan por ser ágiles, infatigables y
obedientes, y se utilizan para el pastoreo.
‘Otto’, un perro de aguas español,
recibió el premio al más educado. Los perros de esta raza se emplean en el
pastoreo y también de ayuda en la caza.
El premio para el perro más grande,
recayó en Ubisque, un enorme mastín del Pirineo, propiedad de Rubén Gutiérrez,
de Los Llaos. Los mastines del Pirineo pertenecen a una de las razas de perros
más grandes del mundo. Acompañaron en otros tiempos a los rebaños de ovejas
durante sus trashumancias, entre el Pirineo aragonés y el Maestrazgo, para
defenderlas de los lobos, los osos y los ladrones, pero hoy es una raza en
extinción.
En el lado opuesto se encuentran los más
pequeños, como Yali, una perrita chihuahua propiedad de Asunción Blanco, de los
Llaos. Estos perros son originarios de México; de hecho su nombre significa
‘lugar árido y pedregoso’ en la lengua nativa, y son apreciados por su pequeño
tamaño.
El perro adulto más simpático y juguetón resultó ser Odín, un bulldog francés, y el premio para la mejor pareja entre niño y perro fue para Andrea y Pelayo, un schnauzer miniatura de San Vicente.
La chihuahua Sindy, propiedad de
Cristina Mier, de Cabezón de la Sal, recibió dos premios, el dedicado al can
mejor vestido, y también a la mejor pareja formada entre perro y dueño.
El perro más guapo Villa de San Vicente
fue para un golden retriever, llamado Izan, propiedad de Claudia Montoya.
El jurado decidió otorgar una mención
especial a un bóxer llamado Chulo, propiedad de Julio González. Este perro
sufrió un grave accidente el pasado mes de febrero, al ser atropellado por un
tren de FEVE, en la localidad de Roiz, el pasado mes de noviembre. Sufrió fractura
de cráneo, lesiones internas y traumatismos severos en las patas, con la
amputación de una extremidad delantera. Se considera que es uno de los pocos
perros supervivientes en el mundo tras ser atropellado por un tren.
Por último, fue elegido perro del año un
siberian husky de 14 años, llamado Zar, por su larga lucha contra el cáncer y
las operaciones sufridas por esta causa, además de haber sobrevivido a tres
ictus el año pasado. Todos los días su dueña, Ana Díaz, de San Vicente, lo saca
a pasear, «muy despacio», matiza.
Cabe destacar el comportamiento cívico
de estos 246 perros, que dejaron la plaza tan limpia como la encontraron, según
los organizadores.
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