jueves, 13 de septiembre de 2012

El teatro vuelve al Auditorio Municipal con ‘Robinson y Crusoe’


El Auditorio Municipal de San Vicente de la Barquera ofreció este viernes la obra ‘Robinson y Crusoe’, que está programada dentro del Circuito Itinerante que organiza la Dirección General de Cultura del Gobierno de Cantabria.
La representación estuvo a cargo de La Machina Teatro, una compañía concertada con la Universidad de Cantabria y apoyada por la Dirección General de Cultura del Gobierno de Cantabria y por el INAEM del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
La obra
‘Robinson y Crusoe’ fue estrenada el 27 de enero de 2007 en el Palacio de Festivales de Cantabria, entidad coproductora del espectáculo. Se trata de una obra apta para divertir y emocionar a espectadores de cualquier edad. Es la cuarta propuesta escénica de La Machina Teatro, dirigida por Carlos Herans, después de ‘La danza del sapo’, ‘La casa imaginada’ y ‘Pinocho Circus’.
 
La trama
En la obra, tras una hipotética guerra, en la que sólo la destrucción ha salido victoriosa, dos supervivientes llegan a una particular ‘isla’: el tejado de una casa hundida bajo las aguas que cubren la tierra. Los desconocidos, después de los momentos iniciales de tensiones y desconfianzas, van acercando su experiencia y sus recuerdos para vencer el miedo y la soledad.
Son dos seres aislados en una isla, dos personajes con distinto idioma de los que nace una historia de reconciliación y reencuentro. El imperativo de sobrevivir consigue que se diluyan los rencores y que la palabra no sea un obstáculo para el entendimiento. Desde una situación anecdótica se constituye un relato lleno de humanidad y ternura que logra atrapar a grandes y pequeños para sumergirlos en una aventura de humor y amistad.
La Machina Teatro define esta obra como «una metáfora de la soledad en una isla —semejante a que inventa Daniel Defoe—, que trata de los grandes mitos universales, erigiéndose como un juego, donde se representan todas las dificultades de las relaciones humanas».
Robinson y Crusoe’ cuenta ya con 140 representaciones repartidas por el Estado español.
Los títulos de crédito
Fernando Madrazo y Luis Oyarbide son los protagonistas de este diálogo de soledades, sobre un texto de Nino D’Introna y Giacomo Ravacchio. El jefe técnico es Víctor Lorenzo. La gestión y distribución es responsabilidad de Rocío Tagle y la dirección de la compañía la ejerce Francisco Valcarce. El diseño de iluminación es de Andrea Abbatangelo, la escenografía fue concebida por François Chanal y la música es original de Giacomo Ravicchio, con arreglos y ejecución de Claudio Mantovani. La coordinación general de todos los aspectos creativos y la dirección del espectáculo son obra de Carlos Herans.
 
Premiada
La Machina Teatro recibió este año el Premio Max, al mejor espectáculo revelación, en los XV Premios Max de las Artes Escénicas. La obra premiada ‘En alta mar’ es el primer trabajo de producción exclusivamente cántabra obtiene este reconocimiento.
La obra que mañana se representa en San Vicente fue galardona en Extremadura con el Premio al Mejor Espectáculo, de la temporada 2010- 2011, en la sala Guirigai, dentro e la modalidad de público infantil, y además fue finalista al Premio Max Revelación en el año 2010.
La crítica
Una muestra del reconocimiento de la crítica es lo que escribió José Henríquez, redactor jefe de ‘Primer Acto’: «La pieza es una hermosa partitura para actores que tiene una precisión y un aliento beckettianos. Una galleta, un farol, un martillo, una cuerda, dos paletas de ping pong, una canción, una jerigonza inventada, cuatro palabras convenidas como comunes... Serán los signos de una serie milimétrica de acciones y elipsis, en un fino equilibrio de drama e ironía, a través de las cuales estos dos náufragos de la guerra se enfrentarán al dilema de destruirse o conocerse. El dilema de nuestros días... Luis Oyarbide y Fernando Madrazo son dos actores veteranos... Su interpretación y compenetración en Robinson y Crusoe es rigurosa, exacta, y, sobre todo, propia. De sus diferencias de cuerpo, voces, gestos y de su teatro nace el hermoso contrapunto de una pareja inolvidable».
Otro reconocimiento a este espectáculo es el texto de Isabel Tejerina, catedrática de la Universidad de Cantabria: «Esta obra logra atrapar a un público de todas las edades en un espectáculo lleno de emociones, sentido lúdico y contenido revelador. Es una historia de múltiples facetas: guerra, confrontación de culturas, racismo, supervivencia, encuentro entre personas, amistad y separación. Dos supervivientes de una hipotética confrontación bélica, que pertenecen a dos culturas distintas, uno es oriental y el otro occidental, se instalan en el tejado de una casa hundida en el escenario de la destrucción. Forcejean por el dominio de aquel lugar cercado por las aguas, pretenden imponer una supuesta superioridad cultural, se enzarzan en la pelea física, discuten, padecen hambre y penurias… hasta que caen en la evidencia de que sólo la no agresión y la colaboración pueden ayudarles a sobrevivir y a alcanzar el sueño común de retornar a casa. Una situación de contexto universal, cuyo desarrollo dramático nos conduce con humor y maestría al encuentro de los dos protagonistas, a través de la magnífica  interpretación de Fernando Madrazo y Luis Oyarbide y de un lenguaje teatral muy elaborado y abierto a lecturas en profundidad. Un espectáculo que hace verosímil un canto a la amistad, a la colaboración, a la ternura, a la reconciliación de culturas, a la victoria sobre la soledad de dos Robinsones en una isla contemporánea. Una demostración con imágenes y palabras de que, aunque sólo sea por razones de supervivencia, hay que consolidar la paz y que, como señala el crítico teatral Fernando Llorente, de todos y de cada uno depende que la paz se instale en nuestro tejado».
Con motivo de las representaciones efectuadas en Zaragoza, Javier López Clemente escribió en ‘La curvatura de la córnea’: «Los actores construyen sus personajes de manera prodigiosa. Su entrega consigue que los espectadores se sientan atraídos por estos supervivientes, que terminan por instalarse en nuestro corazón conforme su relación abandona la aridez de los prejuicios y se introduce en el vergel de la amistad. Madrazo y Oyarbide ejecutan con precisión el trabajo gestual, un ballet corporal que subraya la evolución en el esfuerzo comunicativo que nos muestra el excelente texto que los actores interiorizan y regalan a estos náufragos. El trabajo actoral es fundamental para subrayar y comprender la metamorfosis comunicativa que comienza llena de aristas y termina moldeada por el esfuerzo común. Un proceso en el que Robinson y Crusoe son capaces de salvar sus diferencias y construir un sistema propio dónde ambos comprenden los mensajes del otro. Esa es la gran victoria de nuestros personajes: Vencer a las palabras y dejarse llevar por el corazón».
 
Joaquín Melguizo, en El Heraldo de Aragón: «El texto de Nino D’Introna y Giacomo Ravacchio nos va conduciendo, con inteligencia y un gran sentido de la situación, por un viaje que se inicia con el encuentro crispado y agresivo de un hombre occidental y otro oriental sobre el pequeño tejado, y termina con el abrazo fraterno entre los dos. La puesta en escena hace una traducción del texto al lenguaje escénico llena de teatralidad, buen gusto, poesía y sentido estético. Plantea y resuelve bien las diferentes situaciones. Con imaginación y recursos, hace que los personajes se muevan y hagan cosas constantemente en un espacio reducido y acotado (el tejado) sin que en ningún momento resulte previsible o reiterativa. Construye cuadros escénicos de gran plasticidad y belleza visual. Nos hace reír, nos hace emocionarnos, nos invita a participar en el universo único, especial, cálido y cercano que crea ante nosotros sobre el escenario.
Hay además, un espléndido diseño de iluminación y un espacio sonoro muy adecuado. Pero hay, sobre todo, dos actores que nos ofrecen unos personajes llenos de autenticidad y verdad. Personajes entrañables y deliciosos, que van creciendo sobre la escena hasta lograr la rendida complicidad del público».

 

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